Este capítulo se refiere a la unidad en la Iglesia, pero en realidad muy bien puede ser aplicado a la unidad en nuestras relaciones tanto familiares como dentro de la sociedad
Día 21: Cuida tu iglesia
"Esfuércense por mantener la unidad del Espíritu mediante el vínculo de la paz"
La unidad es el alma de la comunión. Mantengamos la unidad en el vínculo de la paz. ¿Cómo podemos hacerlo? He aquí algunos consejos prácticos:
1) Enfoquémonos en lo que tenemos en común, no en las diferencias. Todos somos diferentes y debemos disfrutar de esas diferencias y no solamente tolerarlas. Dios quiere unidad, no uniformidad
1) Enfoquémonos en lo que tenemos en común, no en las diferencias. Todos somos diferentes y debemos disfrutar de esas diferencias y no solamente tolerarlas. Dios quiere unidad, no uniformidad
2) Sé realista con respecto a tus expectativas. Anhelar lo ideal mientras criticamos lo real es señal de inmadurez, por otro lado si uno se conforma con la realidad sin esforzarse por alcanzar lo ideal es señal de complacencia. La madurez consiste en vivir con ésta tensión. Groucho Marx decía que no querría pertenecer a ningún club que lo aceptara como socio. Si un grupo debe ser perfecto para satisfacerte ¡esa misma perfección te excluirá del mismo, porque tú no eres perfecto!.
3) Decídete a animar más que a criticar. Siempre es más fácil eludir el compromiso y hacerse a un lado para disparar dardos contra los que trabajan, que participar y hacer una contribución. Ayudemos a otros con palabras alentadoras, no los derrumbemos con las críticas.
4) Niégate a escuchar chismes. Las heridas más grandes generalmente vienen de las otras ovejas y no de los lobos. La manera más rápida de terminar un conflicto es enfrentar a los que están difundiendo rumores, sin combustible se apaga el fuego y las tensiones desaparecen cuando cesan los chismes.
5) Practica el método de Dios para solucionar conflictos. Jesús le dijo a sus discípulos: "Si tu hermano peca contra ti, ve a solas con él y hazle ver su falta. Si no te hace caso, lleva contigo a uno o dos más, para que todo asunto se resuelva mediante el testimonio de dos o tres testigos. Si se niega a hacerles caso a ellos, díselo a la iglesia". El enfrentamiento en privado siempre es el primer paso y debes darlo tan pronto como te sea posible. Si entre los dos no son capaces de resolver las cosas, el paso siguiente es pedir la ayuda de uno o dos testigos para confirmar el problema e intentar restablecer la relación. Si la persona aún se niega a escuchar esto, debemos plantear el problema ante el grupo.
6) Apoya a tus líderes. No hay líderes perfectos, pero Dios les da la responsabilidad y la autoridad para mantener la unidad. Los líderes y los ancianos necesitan nuestras oraciones, estimulo, aprecio y amor. Ellos tienen la tarea imposible de intentar que todos estén contentos, algo que ni siquiera Jesús pudo lograr.
🔛Punto de Reflexión: Es mi responsabilidad proteger la unidad de mi iglesia (grupo)
Pregunta para Considerar:
¿Qué estoy haciendo particularmente para proteger la unidad de mi familia, de mi iglesia, de mi sociedad?
No hay comentarios:
Publicar un comentario