La
Oración de Crucifixión
No
entendía que la crucifixión es algo que recibo de parte de Dios, no algo que yo
haga para Dios. “... nuestro viejo
hombre fue crucificado juntamente con él”, Romanos 6:6.
Nuestra
crucifixión es una acción pasada; nuestra vieja naturaleza fue crucificada
cuando Cristo murió. No estamos para hacerla sino para recibirla. Pablo lo
explica de la siguiente manera: “He sido crucificado (tiempo pasado) con
cristo” Gálatas 2:20. Cristo fue
crucificado en el pasado y Pablo se identificó con la cruz al vivir después de la
crucifixión.
Pablo
dijo: "En cuanto a mí, jamás se me ocurra jactarme de otra cosa
sino de la cruz de nuestro Señor Jesucristo; por quién el mundo ha sido crucificado
para mí, y yo para el mundo. Gálatas 6:14.
Cuando
Jesús murió lo hizo sin reservas y por completo,
no quedó nada de vida. Cuando tratamos de “crucificar” nuestra vida no
morimos por completo. La vieja naturaleza pecadora nos va a tentar mientras
haya un resto de vida en este cuerpo. Sin embargo, cuando “crucificamos”
adecuadamente nuestra vida, recibimos lo que Cristo hizo y aplicamos su
muerte a nuestro pecado.
Morir al
esfuerzo propio
"... Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame", Lucas 9:23. Jesús
describía nuestra muerte al esfuerzo propio y al deseo terrenal. Jesús continuó este pensamiento en el
siguiente versículo: “Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el
que pierda su vida por mi causa, la salvará", Lucas 9:24. Perder la vida es
hacer solo la voluntad de Cristo, no nuestra propia voluntad egoísta. Perdemos
nuestra vida al abandonar nuestros deseos terrenales para ir en búsqueda de lo
que Jesús merece.
Cuando
“crucificamos” nuestra vida nos rendimos a Cristo para que lo que él piensa de
nosotros, sea más importante que lo que piensan los otros. Así que para
crucificar tu vida, primero, agradas a Dios, segundo, a tu familia, y tercero,
a los demás. Vivimos para un nuevo
propósito, aquel que indicó Juan el Bautista “a él le toca crecer, a mí me toca
menguar”, Juan 3:30.
El ayuno y
la crucifixión propia
No
te dejes engañar, no vas a volverte más espiritual tan solo porque ayunas.
Abstenerte de la comida no te dará ningún mérito ante Dios. Ayunar es una
disciplina por medio de la cual controlas tu cuerpo para prestarle más atención
a él. Cuando lo haces, meditas más en Dios y oras más seguido y más
profundamente. Ayunar es simplemente, un
medio para el fin. El resultado es que formas una relación con Dios más
profunda. Es él, el que te da los resultados que buscas.
Ayunar
tal vez clave otro clavo en la cruz de la crucifixión propia, pero no te hace más
santo o un mejor intercesor. Y existen otros actos de crucifixión propia que
son efectivos, como terminar la relación con un novio o una novia que no conoce
a Cristo, rechazar un trabajo porque podría comprometer tu fe, o bien
sacrificar parte del dinero que ahorrabas para darte un gusto y entregarlo a la
causa de Dios.
Mi tiempo
para orar
Señor, reconozco que tengo un “ego”
grande. Por favor , “enséñame a poner a Cristo en primer lugar en todo lo que
hago. Enséñame la humildad.
Señor, no puedo crucificarme por medio de nada que ore o haga, recibo el beneficio de la muerte de Cristo para el perdón de mis pecados.
Señor , no puedo volverme más espiritual
con tan solo pasar más tiempo en oración.
Recibo la vida de Jesús que proviene de su triunfo sobre la muerte. Me
rindo a Cristo y seré fuerte contra la tentación al habitar en su presencia.
Señor, renuncio a las pequeñas cosas que dificultan mi vida espiritual y a los grandes deseos que podrían destruir mi vida.
Reclamo tu victoria sobre la tentación. Quiero crecer al dar pasos continuos que me lleven más cerca de ti. Amén.
MI RESPUESTA DE HOY
Si obtienes una respuesta
de parte de Dios, tómate el tiempo para anotarla y dejarla escrita en tu diario
de experiencias.
El Ayuno de Daniel
Cómo Ayunar para obtener victorias
espiritualesElmer L. Town
Páginas 157-167
Abrazadas por Su Gracia.
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