Lectura: Lucas 5:1
Hoy volvemos a la pesca, en realidad ha estado sucediendo todo este tiempo. Jesús ha estado trabajado en el corazón de los pescadores de hombres, así como en sus manos.
Jesús siguió sus expediciones de pesca a través de toda Galilea. Iba enseñando y predicando las Buenas Nuevas del Reino, sanando a los enfermos y echando fuera demonios, así como entrenando sus nuevos discípulos a cómo hacerlo.
Jesús realiza tres cosas mientras viaja por Galilea.
Está llamando aquellos que no han oído a: “Ven y Ve”, como una invitación a venir y escuchar quien es Él. Cuando ellos llegan, Jesús les explica con la Escritura que Él es el Mesías y el único Camino al Padre.
Llama aquellos quienes lo han recibido como Mesías al entonces: “Sígueme”.
Él les está enseñando que es la Verdad, edificándolos en su nueva fe.
Jesús llama a creyentes maduros en los pueblos para que sean discípulos.
Jesús llama a creyentes maduros en los pueblos para que sean discípulos.
Él les está enseñando que es la Vida y los llama a: “Vengan, síganme, y los haré pescadores de hombres.” Jesús los equipa para que sean pescadores de hombres.
Es temprano en la mañana y Simón acaba de terminar la pesca. Ha estado pescando toda la noche y no ha podido atrapar ningún pez (Lucas 5:5). Al parecer Simón se ha quedado en Betsaida y ha regresado al negocio de la pesca.
Quizá Simón estaba luchando sobre el cómo seguir a Jesús, ser pescador de hombres y poder poner pan en la mesa de su casa. O ¿cómo podría Jesús proveer para Él y su familia? Simón atraca su barca en la orilla del pueblo en Genesaret, que está a sólo 5 millas (8 km) al sur de Capernaum.
La gente del pueblo ha venido a la orilla para poder comprar la pesca del día, cuando de repente Jesús aparece en la escena. Rápidamente se agrupan alrededor de Jesús para escuchar la Palabra de Dios. Cuando la multitud se agolpa sobre Jesús, Él vuelve a ver las dos barcas en la orilla y los pescadores que están limpiando sus redes en la orilla del lago.
Jesús reconoce la barca de Simón, se sube a ella y lo llama para que le ayude a alejarse de la orilla para que todos puedan escucharlo mientras les habla la “Palabra de Dios”.
Así como Pedro, en ocasiones podemos sentirnos un poco desanimados o confusos, es ahí donde debemos recordar que podemos reencontrarnos con Jesús las veces que queramos, basta con abrir Su Palabra y leer Su voluntad para nosotros. Jesús es la Palabra de Dios.
¿Cómo ha ido tu desafío de al menos aumentar 5 minutos en tu lectura de la Palabra de Dios?
SL/ME
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