lunes, 4 de abril de 2016

🌼Abrazadas a nuestra Esencia: Oro como Jesús Oró?


Lectura: Mateo 6:9-13
Ora como Jesús lo hizo, en “lugares solitarios” o “tu lugar especial”, sin balbucear una y otra vez, pasando tiempo escuchando al Padre.
Jesús continuó enseñando sobre la oración y les mostró a sus discípulos un ejemplo de cómo hacerlo.
En esta oración, a menudo llamada la oración del Señor, descubrimos ingredientes claves.
Jesús le dice a sus discípulos: “Ustedes deben orar así…”
Primero, observa que esta oración refleja una relación con Dios Padre. Esta oración, no tenía la intención convertirse en una vana repetición, cómo Jesús ya lo enseñó, lo que busca es darnos un modelo de cómo debemos relacionarnos con Dios nuestro Padre Celestial.
La oración no se trata de decirle a Dios cuál es nuestra voluntad, que necesitamos o queremos.
La oración es un regalo de Dios para descubrir cuál es Su voluntad para mí, que desea Él de mí?
Ora en sumisión reverente al Padre “santificado sea tu nombre”.
Salmos 100:4 dice:
“Entren por sus puertas con acción de gracias; vengan a sus atrios con himnos de alabanza; denle gracias, alaben su nombre.”
Luego nos dice que oremos para que venga Su reino en ti, lo cual significa que Su voluntad sea hecha en tu vida, no la tuya: “venga tu reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.”
Ora por tus necesidades diarias, no por las cosas que piensas que quizá necesites mañana. Jesús dijo que cada día trae su propio mal.
Vive en dependencia al Padre de tu necesidad diaria, el pan de cada día: “Danos hoy el alimento que necesitamos.”
Pídele a Dios que Su luz brille en cualquier área oscura de tu vida, confiésale todo y recibe Su perdón. 1 Juan 1:7 dice: “Si vivimos en la luz, así como Dios está en la luz, entonces tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesús, su Hijo, nos limpia de todo pecado.”
Finalmente pasa tiempo conversando con Dios acerca de las cosas en que eres tentado. Tentaciones tales como, vivir en el futuro, vivir en el pasado, volver a viejos hábitos de pecado, acumular rencor en tu corazón, desobedecerle en algún área.
Pídele a Dios que te aleje de las asechanzas del enemigo, el malvado Satanás.
“¡Estén alerta! Cuídense de su gran enemigo, el diablo, porque anda al acecho como un león rugiente, buscando a quién devorar.”
-1 Pe 5:8. Ora que te libere de las trampas del enemigo.
Pasa tiempo hoy en la presencia de Dios, utiliza la enseñanza de Jesús como una guía de “enséñanos a orar”.
SL/ME

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