viernes, 18 de marzo de 2016

☕Una tacita de café y 📖 Teología


Lectura: Juan 4:39-42
Jesús ha venido con la misión de “hacer la voluntad del que me envió” y con una estrategia: “terminar su obra”.
Nuestra misión es hacer la voluntad del Padre que involucra “morir”.
Pablo lo pone de la siguiente manera en Gálatas 2:20 “He sido crucificado con Cristo, y ya no vivo yo sino que Cristo vive en mí.
Lo que ahora vivo en el cuerpo, lo vivo por la fe en el Hijo de Dios, quien me amó y dio su vida por mí.”
Nuestra misión es morir a nosotros mismos y al pecado. Permitir que Jesús viva en nosotros y a través de nosotros para hacer Su obra.
Jesús también nos dejó una tarea que hacer y una estrategia que seguir.
La tarea es hacer discípulos que a su vez hagan discípulos. Que hagamos lo que Él hizo, y que caminemos como lo hizo Jesús. Jesús nos dice en Mateo 28:19 “Por tanto, vayan y hagan discípulos de todas las naciones…” Así que, como te va en hacer la voluntad y la obra del Padre?
Tu y yo estamos en la tierra por una razón. Estamos acá para morir a nuestro egoísmo y pecado para vivir por Cristo. Estamos para morir a nuestro ego y obedecer humildemente a Dios al hacer Su obra a Su manera y no a la nuestra.
Mientras las personas del pueblo de Sicar se acercaban al pozo, Jesús estaba diciéndole a sus discípulos: “¡Abran los ojos y miren los campos sembrados! Ya la cosecha está madura.” Los discípulos de Jesús comprenden el mensaje, sus ojos se abren y son cambiados para siempre. Jesús les dice “Síganme”.
En Sicar nuevamente, sus discípulos quitan su mirada de ellos y ahora la dirigen a la cosecha que espera en el pueblo. Ellos se quedan con Jesús y comparten por dos días en la cosecha. Dos días de duro trabajo, cosechar lo que Juan el Bautista ha estado preparando: a las personas.
La mujer también ha trabajado duro al llamar a su gente y que estos respondan al llamado de: “Ven y Ve”.
¿Quién en tu vida necesita ser preparado y necesita que se le llame al “Ven y Ve”?
“Muchos de los samaritanos que vivían en aquel pueblo creyeron en él por el testimonio que daba la mujer” y “ muchos más llegaron a creer por lo que él mismo decí” Mira su declaración de fe: “Ya no creemos sólo por lo que tú dijiste —le decían a la mujer—; ahora lo hemos oído nosotros mismos, y sabemos que verdaderamente éste es el Salvador del mundo.”
Piensa hoy en la obra que Jesús vino a hacer. Oro por ti hoy para que Dios te use en Su obra.
SL/ME

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