miércoles, 19 de septiembre de 2018

18 | LIBERANDO BENDICIONES FAMILIARES Suelto ataduras de adicciones 5 – LAS RAÍCES ESPIRITUALES DE LA ADICCIÓN

18 | LIBERANDO BENDICIONES FAMILIARES
Suelto ataduras de adicciones
5 – LAS RAÍCES ESPIRITUALES DE LA
ADICCIÓN
Las adicciones, ya sean drogas, alcohol, música rock, gratificaciones personales, pornografía, perfeccionismo o negativismo, generalmente se manifiestan como el deseo de escapar a diversas circunstancias.
El doctor Archibald Hart, profesional cristiano, escribe: Todas las adicciones tienen una raíz espiritual. El ser humano es rebelde y egoísta por naturaleza: desea reconocimiento y satisfacción. La adicción es un reflejo directo de nuestra atadura interna a este pecado de rebelión. La sanidad no es completa hasta que no se haya cortado con esta atadura.
Las adicciones no solamente tienen causas espirituales, sino consecuencias espirituales. Hay muchas maneras en que las adicciones pueden ser destructivas espiritualmente. Hay formas, por ejemplo, de idolatría espiritual que crea adicción. Consumen energía y llaman la atención. Crean una barrera entre el adicto y Dios, impiden la obediencia a Dios y, finalmente, perpetúan el pecado.
Muchas veces la persona es llevada a la adicción debido al abuso del que fue víctima en la niñez. Por ejemplo: violación, rechazo, una mala imagen de sí mismo, falta de perdón, culpa o aflicción. Si en la herencia familiar existen comportamientos de este tipo, hay que tomarlo en cuenta y lidiar con él. Pídale al Espíritu Santo que le muestre la raíz que causa la adicción, ya sea suya o de la persona por quien usted está orando, y busque la sanidad y la liberación en esa área.
Este puede ser un camino largo y difícil pero con la intervención de Dios y de un especialista, puede avanzar y ser libre. Las adicciones no siempre se rompen instantáneamente. Los adictos, a veces, pueden luchar bastante tiempo antes de sobreponerse a sus compulsiones. El consejo y la ayuda de grupos cristianos colaboran en parte. La victoria se logra en oración, en disposición para aceptar la ayuda de otros y, esencialmente, en experimentar la confianza precisa en la misericordia de Dios. Si deseamos ser libres, podremos romper las ataduras de la adicción por el poder de la sangre de Jesús y andando en su Espíritu.
PUNTO DE ENFOQUE: LA ESCLAVITUD DE LAS ADICCIONES
Aquella que concurre cuatro veces en la semana al salón de belleza para mantener una apariencia exterior impecable; la que es adicta a las telenovelas; la que vive en el gimnasio modelando su figura por encima de la media habitual; la que se mata por mantener su casa impecable con prioridad sobre la atención de su esposo o sus hijos. Otra es alcohólica y otra adicta a las drogas recetadas. Todas tienen comportamientos dependientes.
ABRO MI CORAZÓN Y REFLEXIONO: El diccionario define la adicción como Rendir la voluntad a algo, de manera obsesiva. El gran peligro en la adicción es el hecho de rendirse, de entregarse a otro poder permitiendo que la voluntad se torne pasiva. Muchos adictos niegan que hayan entregado su voluntad e insisten en repetir: Puedo abandonar eso en cualquier momento. Pero las cadenas no se rompen hasta que no deciden entregarse al poder del Espíritu Santo para ser liberados.
PALABRA DE VIDA: La Escritura nos advierte en 1 Pedro 2:11: Os ruego que os abstengáis de los deseos carnales que batallan contra el alma.
ORACIÓN: para liberar vicios y sanar adicciones.
Padre amado, de ti proviene toda bendición en el Cielo y en la tierra. Humildemente te pido perdón por mis pecados, me postro ante Ti porque sé que he hecho mucho daño, he hecho mucho daño a mi cuerpo, sé que necesito tu ayuda Señor, sin Ti, yo no puedo
Humildemente ayúdame con la rebelión que hay en mi corazón, ayúdame que estoy desesperado, estoy en un momento terrible de mi vida, hay una adicción fuerte, hay una atadura terrible de la que me siento incapaz de vencer,
Padre celestial, Señor, humildemente yo clamo a tu poderosa presencia porque me siento derrotado, porque estoy triste, humildemente yo te pido que sanes mi cuerpo Señor, que sanes mi alma, que sanes las heridas más profundas que hacen que yo me apegue a este vicio terrible.
Me siento avergonzado, siento dolor y tristeza en el fondo de mi corazón, siento un miedo terrible, no me siento capaz de nada, siento necesidad de asfixiar mis dolores, y no puedo salir de allí por mis propios medios Señor.
Reconozco ante Ti, Señor de mi vida, toda mi pequeñez, reconozco mi incapacidad, reconozco mi miseria, reconozco el dolor inmenso que tengo en mi corazón y te clamo humildemente Señor, te clamo con todo mi corazón, te clamo con toda mi alma y con esta adicción, _____________________( nombrala y déjala a los pies de la cruz) te clamo que me liberes desde el fondo de mi corazón.
Te clamo, oh mi Dios, que sanes las heridas más profundas que vienen desde el vientre de mi madre, en la infancia, adolescencia etc.te clamo por aquel dolor profundo por la que ella pudo haber atravesado desde el momento del embarazo, sana Señor ese dolor.
Mamá, Papá, yo les perdono por todo el dolor que pudieron haber causado a mi corazón durante el embarazo, debido a las angustias y sufrimientos en su relación.
Te pido humildemente Señor, que vengas a sanar lo profundo de mis heridas. Te pido humildemente que vengas con tu Santo Espíritu, con tu Poder, con tu Amor, a sanar todos mis dolores.
Ven sobre mis miserias y dolores, reconozco que no puedo sólo, por eso clamo desde mi dolor, que venga tu Santo Espíritu a sanarme, a cerrar mis heridas. Ven, oh Señor, con tu sangre preciosa a lavar mis errores y culpas,
mi adicción y todo ese dolor de mi corazón, para que lo sanes.Gracias señor porque sé que ya estás iniciando ese proceso de sanidad de mi adicción.______________
Gracias Señor, porque sé que estás sanando toda esta rabia profunda que me incita a hacerme daño, estás sanando todo este profundo abatimiento, sanándome de toda esta incapacidad de actuar correctamente según la bibllia. PERDÓNAME POR MI REBELIÓN.
Te bendigo y te alabo, Señor, te doy gloria Señor, porque eres Tú, el único y poderoso quien me sana y me despojas de la vieja naturaleza.
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo,
Amén
Lee y medita ahora el Salmo 51 y Romanos 7,14-25

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