LA CRUZ DE CRISTO
El mismo llevó nuestros pecados en su cuerpo sobre la cruz,
a fin de que muramos al pecado y vivamos a la justicia… 1 Pedro 2:24
Muchas
personas tienen una religión y conocen sobre Dios, pero no experimentan una
relación genuina ni lo conocen a Él personalmente. Esta es la razón principal
por la que tantas personas religiosas nunca muestran evidencia de oraciones respondidas
en sus vidas; no tienen una verdadera relación personal y salvadora con
Jesucristo
21 No todo el que me dice: “Señor, Señor”, entrará en
el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en
los cielos. 22 Muchos me dirán en aquel día:
“Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera
demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?” 23 Y entonces les declararé:
“Jamás os conocí; apartaos
de mi, los que practicais la iniquidad.” Mt. 7:21-23
Para
desarrollar una vida de oración más vivaz y efectiva necesitamos detenernos y pensar
si hemos comenzado a entablar una relación genuina con Dios.
Si
estas convencido que irás al cielo por ser una excelente persona, porque en algún
momento hiciste una oración en la iglesia, porque te bautizaste o porque
perteneces a una congregación, entre otros, tiene un gran motivo para preocuparte.
Todo esto tienen tiene valor y es honorable, pero, nada de esto puede salvarte.
Una relación
con Dios empieza con el arrepentimiento y la fe en la cruz de Jesucristo. La Escritura
señala únicamente a Jesús como el Mesías provisto por Dios para cerrar la
brecha y redimir a los pecadores, para que puedan volver a relacionarse con
Dios.
Dios
es el único que establece los requisitos de justicia para conocerlo, hablar con
Él y pasar una eternidad a Su lado.
Dios
nos creó, conoce y posee toda la autoridad en el cielo y en la tierra. Sus
caminos son superiores a los nuestros.
No se trata de ¿qué creo que debería de hacer Dios?, sino ¿qué ha decido
Dios? Esto abarca la salvación, el
discernimiento, la ética, y también la oración. No podemos decirle a Dios que
hacer, necesitamos conocer que es lo que Dios ha decido para nosotros y para
lograrlo necesitamos tener una verdadera y genuina relación con Él.
5 Porque hay un solo Dios, y
también un solo mediador entre Dios y los hombres, Cristo Jesús hombre, 6 quien
se dio a sí mismo en rescate por todos, testimonio dado a su debido
tiempo. 1 Timoteo 2:5-6
El
libro de Hebreos explica que solo Jesucristo cumplía cada uno de los requisitos
de Dios para un Salvador, entre ellos, ser un sacrificio puro de sangre para
redimir el pecado, el cumplimiento de la ley de Dios, la instauración de un
pacto perfecto entre nosotros y Dios, y un sacerdocio eterno que llevara a cabo
este pacto. Jesús nos ofrece una
salvación que abarca todo, sin importar donde estés Jesús te ofrece salvación. Cualquier
otra cosa que no sea Cristo no alcanza, no aborda el pecado ni ofrece vida
eterna más allá de la tumba.
La
salvación no es por obras: 5 Él nos salvó,
no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino
conforme a su misericordia, por medio del lavamiento de la regeneración y la
renovación por el Espíritu Santo, 6 que
El derramó sobre nosotros abundantemente por medio de Jesucristo nuestro
Salvador, 7 para
que justificados por su gracia fuésemos hechos herederos según la
esperanza de la vida eterna. Tito 3:5-7.
Debemos
someternos al plan de Dios y ser salvos como Él lo dispuso, a través de Jesús y
no por nuestra cuenta. La salvación
viene de Dios y no del hombre. Es una transformación espiritual que Dios
produce dentro del corazón y de la vida de una persona. Ninguna persona o iglesia puede
otorgarla. Dios lo hace cuando nos
arrepentimos y confiamos en Cristo por fe.
9 que, si confiesas con tu boca a Jesús por
Señor, y crees en tu corazón que Dios le resucitó de entre los muertos, serás
salvo; 10 porque con el corazón se
cree para justicia, y con la boca se confiesa para salvación. Ro. 10:9-10
¿Confías
en ti mismo, en tu iglesia, en tu bondad, en tu capacidad, o confías en Jesús? La eternidad es demasiado larga para
equivocarse sobre nuestro destino final.
Necesitamos
asegurarnos de que los frutos de la verdadera salvación están presentes en
nuestra vida. Si en esta búsqueda descubres
que tal vez no conoces a Dios a través de Cristo, el único camino, te invitamos
a arrepentirte de tus pecados y de tu autosuficiencia, y a poner tu fe en
Jesucristo y confiar solo en Él para la salvación.
Si te
arrepentiste y confiaste en Jesucristo como Señor y Salvador, este es el
cimiento para una vida sólida de oración.
Entonces la Biblia dice que:
·
Dios es tu Padre
celestial Jn. 1:12
·
Eres Su hijo amado Ef.
1:5-6
·
Su Espíritu Santo entró
a tu corazón Ef. 1:13-14
·
La Sangre de Jesús te
redimió y te limpió Ef. 1:7
·
Tienes acceso y la
libertad de acercarte a Dios en oración con audacia Ef. 3:12.
Cuando
conocemos a Cristo. ¡Abrimos una increíble
línea de comunicación con Dios en Oración!
Después
de conocer a Jesús como Señor y Salvador necesitas aprender a crecer en
intimidad y fe con Dios.
Oración
Señor,
reconozco que soy un pecador, y que he buscado la salvación a través de mis méritos,
los cuales no son suficientes para alcanzarla. Reconozco que solo a través de
Cristo hay salvación. Hoy me arrepiento de todos mis pecados y te confieso como
mi Señor y Salvador. Gracias por enviar
a tu Hijo Jesucristo para perdón de mis pecados, gracias por el sacrificio en
la cruz. Creo que hoy he pasado de muerte eterna a vida eterna. Ayúdame a
crecer y a vivir una vida que te agrade y que muestre frutos de que Tu vives en
mí. Necesito encontrarme contigo y desarrollar una relación genuina, una relación que esté marcada por una vida de oración efectiva. Gracias por tu amor y favor inmerecidos. ¡Amen!
El
Plan de Batalla para la Oración
Stephen
y Alex Kendrick
Abrazadas
por Su Gracia©